
Novela de familia: rumor, apología, conspiración Si somos mujeres, nuestro contacto con el pasado se hace a través de nuestras madres Virginia Woolf, Una habitación propia w hy Es por ello que se impone una mirada moderna sobre los saberes que los actores -limitados por los recursos culturales de época- desplegaron con visión y utilidad lo que hace imprescindible el hecho de poder imaginar de qué forma esos actores consideraron el sentido de sus vidas y qué conciencia tuvieron de sus identidades. Es precisamente desde este marco que me interesó, en esta presentación, ubicar la memoria como ese espacio narrativo que nunca es inocente y por ello, la escritura de la memoria que es la historia, tampoco en la medida en que es sabido que el acto de la escritura implica la selección y en el momento de la elección se produce, junto con la imprescindible iluminación de hechos y personajes, la interpretación. Así ha ocurrido con las historias oficiales, con las historias escritas desde el poder y con la memoria organizada como interpretación del accionar humano. El recuerdo y el olvido, como la interpretación histórica de la cual ellos son los instrumentos primarios son producción de sentido. En este marco, apelo a la existencia de dos modos en la reconfiguración memorial de disponer el pasado: aquélla, a través de la cual se puede memorializar la historia, museificarla, petrificarla teniendo como efecto el retorno de lo reprimido. O, por el contrario, la que intenta historiar la memoria, ponerla a distancia y de ese modo operar sobre el pasado un verdadero trabajo de duelo. Entendiendo por trabajo de duelo el riesgo doloroso -por lo que tiene de precario e incierto- de intentar afrontar —y enfrentar- el pasado, deconstruyendo sus mitologías y demistificando los saberes comunes de sus significantes fundamentales.
Si usted manda en la vía, pues yo mando en la pared, por la pared pasa una vía, por la vía pasa el tren, locomotora, tren Desde Córdoba a Sevilla, aire, España Todos estos mensajes en baritel a cómo son los hombres, contrastan con los vistos con anterioridad sobre cómo son y debían ser ellas. Si tanto los hombres como las mujeres funcionan como otros significantes en la socialización primaria, mediatizan estas realidades discrepantes respecto al niño Las versiones masculina y femenina de la existencia se reconocen socialmente y este agradecimiento también se transmite en la socialización primaria. Como ya se ha dejado claro, estas canciones no sólo siguen vigentes en las familias o en la calle, sino que forman parte de la pedagogía musical en nuestros días Por lo que es importante saber qué nos transmiten o qué mensajes se introyectan en las mentes infantiles a partir de escucharlas y cantarlas.
Las mujeres visten igual, austeras, de oscuro, falda larga y con todo el cuerpo tapado. Las casadas se rapan la cabeza para no atraer a los hombres y se cubren su calva con pelucas, pañuelos el tichel que pueden tener diversos colores o sombreros. Son la espina dorsal de la familia, pues paren de seis a siete hijos de media, se ocupan de la casa, del esposo e incluso algunas trabajan dentro del barrio, la mayoría como maestras. Su formación es muy elemental. Son amarillos pero con las inscripciones en judío. A los tres años, los niños haredim o hasidim son conceptos bastante similares pero todos son ultraortodoxos empiezan a dejar crecer los payos tirabuzones laterales y a usar el tzitzit y la kippah, un pequeño bacinete redondo que cubre parte de su cabeza.
Las homosexualidades. Representan la antinomia entre el cuerpo y el ambición. Cuerpos intactos. Empero cuerpos idénticos. El ambición. Afectado reta la homogeneidad y direccionalidad del ambición venéreo.