
Pero las críticas nunca han evitado que pusiera al desnudo la injusticia social. Emma Brockes habla con ella sobre su nuevo libro, Barack Obama y la gran división de la riqueza. Pero la reacción de este periódico ponía de relieve un principio general: mientras uno puede expresar cosas medianamente salvajes sobre la raza y el género en los Estados Unidos, persiste cierta timidez al hablar sobre clase. Y que si no eres rico, es tu maldita culpa.
Esa es al menos la teoría de Birger. El hecho cierto es que, en Estados Unidos, seis de cada diez estudiantes universitarios son ya mujeres. Algunos estados —y varios países—, empiezan a sufrir desequilibrios superiores al 70 por ciento. En algunos códigos postales de Nueva York , como Chelsea, casi ocho de cada diez personas entre los veinte y los cuarenta años son mujeres. Imagen cedida de uno de los libros del guionista Jon Birger. Tu pregunta de alguna manera implica que no tengo un perfil apropiado para ocuparme de esto. Y es verdad. De hecho, yo era periodista especializado en temas económicos.
Sin embargo, vivir en silencio la disfunción eréctil puede acarrear nuevos problemas de salud y sociales. No hay una panacea, pero sí tratamientos. En el refranero popular, las referencias y las mofas al miembro masculino y la actividad sexual son innumerables. Sin bloqueo, reconocer el problema de esta negación, que puede ser recurrente o persistente a la hora de conseguir y mantener una erección suficiente para una relación sexual satisfactoria, se convierte en un suplicio para los hombres que la padecen. Los hay que sienten vergüenza y tienen dificultades para apechugar temas sobre su salud sexual.