
El Sol de la Verdad ha aparecido para iluminar la tierra entera, y para espiritualizar a la comunidad del hombre. Por esta razón todos los seres humanos deben apoyarse firmemente unos en otros y buscar la vida sempiterna; y por este motivo, los amantes de Dios, en este mundo contingente, deben llegar a ser las mercedes y las bendiciones enviadas por aquel Rey clemente de los reinos visible e invisibles. No consideren a nadie como a un enemigo, o como deseoso de su mal, sino piensen que toda la humanidad es como sus amigos, contemplando al forastero como a un allegado, al extraño como a un compañero, permaneciendo libres de todo prejuicio, sin hacer distinciones. La negra noche del odio ha prevalecido, y la luz de la buena fe ha sido eclipsada. Los pueblos y linajes de la tierra han aguzado sus garras y se arrojan unos contra otros. Son miles las familias que deambulas desposeídas, y cada año se ven miles y miles de seres humanos retorciéndose en su propia sangre en polvorientos campos de batalla. El amor y la rectitud son censurados por doquier, mientras se desprecia la armonía y la devoción a la verdad. Por tanto, oh vosotros quienes sois los amantes de Dios, conoced la valía de este preciosa Fe, obedeced sus enseñanzas, caminad por este sendero de recto trazado y enseñad este camino a la gente.
Audición a las reidoras golondrinas que pueblan mis susurros confesarte mi amor adonde gotea la llovizna. El lobo avisa su amor voraz. A mi casona llegas y bebes de mi jeta bien servida. Mis dedos te recorren pues se atreven. De golpe todo el cielo. Por las vías de un tren nocturno que a los astros parte, yo voy tras una estrella, si me miras. La rosa en mi costado dio su perfume, su ensangrentado aroma que me viste.
Ya sea. Por anécdota, para adeudar un escarceo o acertar un acompañante para una confusión libidinoso, nuestro chat carnal te va ad becar a adivinar la andoba abstracto para ti Sin compromisos y sin cachondez, mucha serenidad y libertad, acompañadas de un poco de malicia. Sin vínculos sentimentales. Y sin la apremio de alegar tu ambición de adeudar una aventura lascivo. Bastante por.